La región vinícola del Priorat, en el interior de la provincia de Tarragona, tiene sus raíces en la llegada de los Romanos en el siglo II a.C., marcando el inicio de una rica historia de conquista y desarrollo cultural. Tarragona fue testigo de la fundación de la primera ciudad romana, Tarraco, desde donde se expandieron infraestructuras y la cultura latina.
En la Edad Media, específicamente en el siglo XII, la región se consagra con el nombre “El Priorat” cuando los monjes Cartujos franceses se establecen, construyendo la mística Cartuja de Escaladei. La leyenda de ángeles y una escalera hacia Dios inspira el nombre “Escala Dei”, que da origen al término “Priorat” derivado de la posición del padre Prior en la orden.
El suelo de pizarra, conocido como “Llicorella”, define la región y sus vinos. Esta formación geológica única, con más de 400 millones de años de antigüedad, aporta características distintivas a los suelos y contribuye a la singularidad de los vinos producidos.
Los monjes Cartujos, conocedores del “Terroir”, clasificaron los suelos por clases y calidades, siendo la pizarra uno de los cinco tipos de terroirs que influyen en el desarrollo de la vid. La pizarra forma las antiguas montañas del Priorat, proporcionando un desafío en la orografía y dando lugar a viñedos en “costers”, laderas pronunciadas donde las raíces de las vides extraen minerales, creando vinos con una personalidad única y concentrada.
A pesar de las dificultades históricas, los monjes enseñaron a la población a cultivar la vid en estos suelos duros y complicados. La secularización iniciada en 1835 marcó un cambio, pero el cultivo de la vid alcanzó altas cotas de riqueza con el comercio con las Indias, aunque la plaga de la filoxera en 1895 sumió a la comarca en una depresión duradera.
La economía de subsistencia y la diversificación de cultivos marcaron el periodo posterior a la filoxera. La recuperación de la vid comenzó 30 años después, pero la superficie actual de viñedo representa solo el 12.5% de la existente antes de la plaga.
En el siglo XX, la Denominación de Origen Priorat se limitó a suelos de pizarra y una zona con suelos calcáreos de mayor altitud, estableciendo en 1954 el Consejo Regulador y, desde el año 2000, obteniendo la categoría de Denominación de Origen Calificada. Esto garantiza que todas las bodegas elaboren los vinos Priorat dentro del territorio de la Denominación, asegurando la autenticidad y calidad de esta región vinícola histórica.
El Paisaje Vinícola del Priorat: Cifras y Variedades
En la actualidad, la vibrante región vinícola del Priorat alberga un total de 116 bodegas registradas en el Consejo Regulador, con la participación activa de 509 viticultores y una extensión de 2.206 hectáreas en producción.
La cultivación de variedades de uva tinta domina, representando un significativo 91.5%, en comparación con el 8.5% dedicado a variedades blancas. Destacando entre las tintas, la Garnacha, que lidera con 830 hectáreas, mostrando su adaptabilidad en una región de baja productividad. En la cosecha del 2023, ofreció un rendimiento respetable de 2.750 kg/ha. La Cariñena sigue en importancia, abarcando 620 hectáreas con un rendimiento ligeramente menor de 2.185 kg/ha.
Además, se encuentran otras variedades notables como Syrah, Cabernet Sauvignon y Merlot, que contribuyen a la diversidad y complejidad de los vinos de la región.
Mientras que las variedades blancas son más productivas, su cultivo es menor en comparación. La Garnacha blanca destaca en producción, seguida por Macabeo (Viura) y Pedro Ximenez. La Viognier está experimentando un crecimiento notable, acercándose al tercer lugar y superando a variedades como Xarel.lo, Picapoll, Xenin y Moscateles.
La creciente demanda de los vinos blancos del Priorat sugiere que el actual porcentaje del 8.5% podría aumentar con el tiempo, reflejando la evolución de las preferencias de los consumidores.
En cuanto a la producción, el año 2023 registró 5.5 millones de kilogramos, ligeramente por debajo de la media de los últimos 5 años. Esta disminución puede atribuirse a las condiciones climáticas, ya que el 2023 se caracterizó por ser un año seco, con una precipitación anual media de 258.6 litros. A pesar de este desafío, la calidad de los vinos del Priorat sigue siendo un testimonio de la maestría vitivinícola de la región.